Por Balmores Ortiz
Lunes, 27 de diciembre de 2010.
26 Años después, todos creíamos que el fantasma con sabanas de agua, salido del rio Magdalena a la altura de Caño de Piedra en jurisdicción del municipio de Campo de la Cruz, había desaparecido como amenaza inminente para los habitantes de sur del Atlántico y en especial para mi sufrida gente de Manatí.
La lucha para taponar aquel rompimiento fue tenaz pero las aguas ya habían cubierto en menos de 48 horas el total de las tierras bajas cultivables y el resto de ellas dedicadas a la ganadería; las ciénagas de Manatí, Boquitas, el cano covoncobo y otros cuerpos de agua a los que la mano del hombre les taponó su conexión natural con el rio, recobraron sus profundidades del pasado y de las que escuche contar a mi abuelo Mariano en sus historias de tarde en tarde, acompañado de su contertulios, Salvador y Ernesto Escorcia, Moisés sanjuán, Mateo Cervantes y otros señores que recostaban los taburetes sobre los horcones de la caballeriza protegida por la sombra de un guácimo erguido ante los soles pueblerinos no tan abrasadores como hoy en día.
Ese lejano 1984 dejó al 50% de la población damnificada por culpa de aquella inundación, pero nadie salió del pueblo y gente se acomodó en las partes altas del casco urbano, un poco hacinado pero sin pagar los arriendos caros que propietarios con espíritu comercial les han exigido con fiador incluido dando muestras de desconsideración y provecho a mansalva, en medio de tanta desgracia.
El fantasma de hoy apareció, esta vez por el Canal del Dique, entre Calamar y Santa Lucia, lo que ocasionó una precipitación de agua con consecuencias arrolladoras si se tiene en cuenta que ese canal y su dique, que no es más que un muro artificial diseñado para contener las aguas, está a 4 metros de altura sobre 400.000 hectáreas de tierra que incluyen a las poblaciones de Campo de la Cruz, Santa Lucia, Manatí y Candelaria; estos municipios casi en su totalidad están bajo unas aguas que con vigilancia, prevención y mantenimiento adecuado, hubiesen tomado su curso domesticado hacia la bahía de Cartagena cosa que el rio magdalena efectuaba en forma natural mucho antes de la construcción del canal y la ciénaga de Sanaguare entre 1844 y 1848.
El desastre de 1984 dio pie a la creación de comités, entes territoriales con un abultado presupuesto, a estudios hechos por firmas extranjeras que expusieron sus puntos de vista sobre algunos trabajos de recuperación que le urgían al Canal del Dique, esas observaciones fueron entregadas a Cormagdalena en el 2002 y creo que están archivadas allí bajo el polvo de la burocracia mientras el Canal del Dique pierde profundidad por causa de la sedimentación y la poca atención de las autoridades competentes.
Ese caos en el Sur del departamento se pudo evitar, no cabe duda que hubo desidia y cadencia de permanente vigilancia. Los 4 pueblos afectados deberían en un futuro inmediato crear sus propios comités permanentes para prevenir antes que todo y no para atender esas emergencias traumáticas que dejan huellas imborrables sobre la vida, la salud y la economía de sus siempre golpeados moradores. Ahora se insinúa a modo de excusa, que el rio está reclamando sus viejas ciénagas, caños y manglares y que por ende se hace necesaria la reubicación de algunos municipios entre ellos tal vez Manatí; sospecho también que el gobierno departamental tiene planes con la ciénaga de Manatí para dejar aguas allí depositadas, ojalá me equivoque, ya que conociendo el apego que transpiramos por ese pedacito de tierra, ni por el carajo aceptaremos esa rumorada reubicación y los campesinos tampoco aceptarían dejar sus parcelas ignorando la lucha que les costó obtenerlas mediante aquella Reforma Agraria que disminuyó el fluido éxodo hacia Venezuela de nuestros padres porque al fin tuvieron tierras donde sembrar sus esperanzas, criarnos y educarnos con la obtención de su fruto.
Lo que el Departamento y la Nación deberían hacer es recuperar en su totalidad, los 8 kilómetros del Canal del Dique entre Santa lucia y el rio Magdalena, eso es esencial pues su construcción data de hace más de 100 años y no sabemos cuántas veces se le ha dado mantenimiento, aunque el Sr Gobernador en una ocasión dijo que el sur del departamento estaba blindado contra las inundaciones, que ironía Dr. Verano, usted desafiando a la naturaleza y a su Creador misterioso a quien le pido que el dolor y la desolación de 1984, junto con la miseria, el hambre y el penoso peregrinaje de mis coterráneos en este implacable invierno del 2010, le sirva a nuestros dirigentes y a uno que otro falso profeta, rectificar sus conductas dándole al pueblo lo que es del pueblo, no echándoselo al bolsillo, dejando las comunidades desprotegidas. Desde acá les envió un afectuoso saludo, lamentando lo que están viviendo.