Voces Manatieras: Boris
LA MECEDORA.
Pelan reses como pelar guineos

Por: *Boris Romero Jiménez
boris@manati.ws


Si uno se sienta en un sardinel de la bocacalle del Callejón de los Meaos en Manatí, callejón testigo de amores tormentosos e inicio de muchos noviazgos hermosos, ya no le hablan ahí a uno de novios clandestinos, sino de reses peladas, que no es lo mismo de novias encueradas.

El terrible despoblamiento bovino de Manatí ocurrido desde el 30 de noviembre de 2010 por la inundación, por la imprevisión del gobierno de Uribe, la inoperancia del gobierno de  Santos y por la irresponsabilidad del gobernador Verano de la Rosa, en donde como en la Masacre de las Bananeras nadie se pone de acuerdo con la cantidad de reses muertas, que mil, que tres mil, que no, que sólo fueron cien, según el gobierno departamental de la época de las setenta y dos mil reses que tenía Manatí, el gobierno quiso tapar con la uña el cielo vacuno, la ruina, lo cierto es que se despobló, que se perdieron o mal vendieron las reses, el sistema económico quedó terriblemente herido, yo diría muerto, en los meros huesos, se quedó casi de limosna, lo que podríamos decir fue una legitima chifladura donde las vacas eran sacrificadas en plena calle para vender la carne a precios muy bajos y salían camiones de ganados que costaban lo que costaba una sola res en época de bienestar.

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Por toda la parte norte andaba ganado desperdigado, vaqueros improvisados, terneros desorientados, toros sin alientos y donde había dos ruidos la voz del vaquero y los berridos de terneros, no había tierras donde pastar y la pertinaz llovizna nos recordaba tragedias bíblicas o irreales acontecimientos macondianos, esto ya tiene un aspecto histórico muy complicado y cada día más remoto que nuestros dirigentes le ha dado la puta gana olvidar y tienen la firme intención de que nos vuelva a pasar. Con mucho gusto hablaría de eso, de ese despoblamiento bovino que nos dañó la vaina agropecuaria, lo laboral, lo espiritual, lo empresarial al casi acabar con ASOGAMA y ASOPAGAMA.

Ahora a ese despoblamiento se contrapuso el poblamiento bovino que ni de cerca pagó lo que se perdió. Está ocurriendo otro despoblamiento, los rateros, los delincuentes, los cuatreros que como parásitos pretenden despoblar de nuevo a este pueblo de ganado, pelando reses a parceleros que apenas se están recuperando, llevándose todo el ganado en producción y dejando sólo los terneros que por depender de su madre inexorablemente mueren en pocos días y la peor práctica picando reses que mueren desangrada mostrando la crueldad de estos delincuentes.

En este pueblo, por lo poco productivo que es el hato no se tiene asistencia en la mayoría de parcelas, por eso son presa fácil para estos hombres que azotan a los pequeños y casi arruinados ganaderos, a eso se suma la cantidad de vías de la zona agrícola, la nula vigilancia del mercado de carnes al no tener Manatí un matadero, sino múltiples mataderos clandestino, esa es la genialidad de nuestros gobiernos, declaran insanos sus propios mataderos pero no invierten ni un peso para mejorarlos, como si cerrar los insanos mataderos arreglara la situación, pues no, donde matan esas reses son sitios más insanos.

Se pueden convocar la cantidad de Consejos de Seguridad que quieran, eso no sirve para absolutamente nada, pues es fiebre de miércoles por la noche y nada más, la Policía no tiene ni idea cómo opera esa red de maleantes, los maleantes son más inteligentes que los policías, la Policía no sabe nada de nada y tienen tres velocidades, lentas, más lentas y sin movimiento. Lo que digo es cierto, ganado que pelan ganado que nadie sabe quién se comió, no estoy criticando a nuestros insignes policías y a nuestra administración municipal, pero es cierto que hasta ahora los delincuentes son más inteligentes que ellos. Sabemos que los inteligentes son mejores que los que no ponen a funcionar el cerebro para solucionar problemas.

La verdad es que como están las cosas lo único que por ahora puedo proponer a parceleros puede ser costoso y es volver a tener casas en la parcela, tener trabajadores con sistema de celular y al primer indicio llamar a la Policía, seguir además mejorando el sistema de electrificación rural, lo cual haría más atractivo quedarse en la parcela.

En fin ante esta amenaza nadie denuncia, la gente cree que denunciar es peor, o por lo menos da lo mismo, es como perder el tiempo, pues nadie sabe nada, ni en las esquinas, ni en los sardineles, ni en los velorios y la Policía no sabe a quién coger, si denuncian sólo anotan en una libreta de contabilidad la cuenta de nuestras tragedias, sí, ese libro sirve para eso para anotar.

Mañana es otro día y sentaó no es lo mismo que añingotaó. Filosofía campesina.

viernes, 8 de julio de 2016
*Boris Rubén Romero Jiménez es licenciado en Educación Matemática. Actualmente se desempeña como profesor de la Institución Educativa San Luis Beltrán de Manatí Atlántico.
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